Habiendo conocido en detalle los desafíos en telecomunicaciones para el país tras la cuenta pública, queda preguntarse cuáles son las prioridades a nivel de industria, considerando que en grandes líneas se habla de mayor conectividad, llegada de fibra a regiones aisladas y apoyo en actividades clave, como la educación y la salud, así como una mayor penetración del 5G, entre otros aspectos.
Pero a nivel de industria existe un componente extremadamente relevante, y está relacionado con la seguridad. Dentro de este concepto, no solo hay prioridades importantes que atender en materia de ciberseguridad, sino que también en cuanto a la vulnerabilidad física del cableado, objeto permanente de vandalización y delincuencia, y que en los últimos dos años suma el equivalente a más de 700 kilómetros de cable sustraído.
Todo apunta a que la tendencia seguirá en aumento, y especialmente en empresas existe un considerable nivel de preocupación por el tema. Un día sin internet -porque la reposición muchas veces, y en especial por robo de cables, no es inmediata- impacta fuertemente en las ventas, lo que en servicios críticos puede tener efectos devastadores.
Un apagón de Internet puede generar retrasos en atención de salud, problemas de congestión de una ciudad debido al funcionamiento de semáforos, muchas veces coordinados, e incluso una mayor vulnerabilidad, si afectara actividades como la videovigilancia tanto en sectores públicos como privados.
Un llamado a la acción, tanto a nivel país como de industria, es a prescindir del cable cuanto más sea posible, y priorizar las conexiones inalámbricas, cuya instalación es mucho más sencilla y rápida, además -de escoger la solución adecuada- de garantizar altas velocidades de conexión y restablecimientos automáticos o inmediatos en caso de alguna interrupción.
Un país con las características de Chile, que apuesta a descentralizarse generando conectividad en zonas distintas a la Región Metropolitana, debiera enfocarse en la conectividad total de forma inalámbrica. Las tecnologías están disponibles, y son capaces de garantizar velocidades de hasta 10Gbps.
De esta forma y derrumbando el paradigma de hace algunos años, el Internet inalámbrico no solo permite alcanzar mayor conectividad que el cableado, sino que también es más seguro.
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